Ejercítate: Cómo estar en forma espiritualmente (1 Timoteo 4:7-8)

 

Conclusión: Comience con algo pequeño y sea consistente en la práctica de disciplinas espirituales. ¿Cómo se come un elefante? ¡Una mordida a la vez! ¿Cómo crecer en la piedad? Un día a la vez, una opción a la vez.

Reto de este nuevo año: Si usted no tiene un plan en la actualidad, comprométase a 15-30 minutos a nutrirse diariamente de la Biblia, la oración y el tiempo a solas con Dios. ¡No se dé por vencido. Después de todo usted le pertenece a Dios por toda la eternidad!

Matthew Henry escribió esta resolución en su diario el 1 de enero de 1705:

“No renuncio, sino que repito y ratifico todos los convenios que anteriormente he hecho con Dios. Y, lamentando que no he vivido apegado completamente a ellos. Determino solemnemente en el comienzo de este nuevo año, hacer una entrega fresca de mí: de todo mi ser, cuerpo, alma y espíritu; a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; mi Creador, Redentor y Santificador. Y, no prometiendo o haciendo un pacto de mis propias fuerzas, porque yo soy muy débil, pero en la fuerza de la gracia de Jesucristo, así prometo que me esforzaré para este año estar completo en toda la voluntad de Dios.

Sé que esto es la voluntad de Dios: mi santificación. Señor concede que este año puede ser más santo y caminar más cerca que nunca en santidad. Yo sinceramente deseo  ser llenado con tus pensamientos santos. Que haga yo todo con santas intenciones; determinado por designios santos y, ser dirigido por ti, Señor, en todas mis palabras y las acciones por tus principios sagrados.

¡Oh Dios! Que el hilo de oro de la santidad corra y se entrelace en la tela de mi ser en este año”.

¡Así que a trabajar! Disciplínate con el propósito de la piedad y recuerda 1 Timoteo 4:8 – “La disciplina/ejercicio corporal es sólo poco beneficio, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la vida futura”.


Lecturas recomendadas:
La práctica de la piedad, Jerry Bridges
Disciplinas espirituales para la vida cristiana, Donald S. Whitney
La Santidad de Dios, R.C. Sproul


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